miércoles, 10 de febrero de 2016

El fantasma se había acostumbrado a mí, ya no nos asustábamos. La Noche de Reyes mis padres prepararon el anís, los dulces y el agua para Melchor, Gaspar y Baltasar. Al día siguiente las copas y platitos estaban vacíos. Eché de menos a mi fantasma desde ese día, de adulto tuve una fascinante facilidad para convivir con mil fantasmas. Nunca como el original.